La buena higiene dental no se improvisa. Se construye cada día, con el cuidado de la boca y con visitas regulares al especialista, para controles en profundidad y para tener una segunda opinión profesional sobre el estado real de nuestros dientes y encías.
El odontólogo tiene siempre la última palabra en cualquier tema de atención y prevención dental, pero éstas son algunas prácticas que mantendrán la salud de tu boca:
– Cepillados regulares. Cepíllate los dientes al menos dos veces al día. El mejor momento para limpiarte los dientes es siempre después de las comidas. Recuerda también que un cepillo de dientes de cabeza más pequeña te permitirá acceder con mayor facilidad a las piezas dentales posteriores y que las cerdas más suaves tratan mejor a las encías.
– Flúor. Usa pasta dental con flúor. Se trata de un componente básico en la higiene dental que reduce el riesgo de caries.
– Cepillado a fondo. No tengas prisa. Reserva dos o tres minutos de tu tiempo para el cepillado de los dientes. Límpialos de forma concienzuda y siguiendo un método. Ya sabes, por zonas. Cuando hayas interiorizado esos movimientos con la práctica regular, cepillarte los dientes se convertirá en un gesto.
– Hilo dental. Usa hilo dental para limpiar las zonas situadas entre los dientes. Aplica un movimiento de sierra, de vaivén. Lento y suave. También se metódico con esta limpieza.
– Bebidas ácidas. Limita en la medida de lo posible las bebidas ácidas. Nos referimos a refrescos, zumos de frutas, pero también a licores. Los ácidos alimentarios suavizan el esmalte dental, llegando a disolver esta capa protectora.
Los ácidos son los principales causantes de las caries, que no son más que cavidades en las que el esmalte ya no forma la superficie de las piezas dentales. En casos más graves, los ácidos pueden llegar a afectar a las encías.
– Alimentos azucarados. Los alimentos con azúcar tienen un efecto nocivo y hasta devastador en las piezas dentales de la boca. Las bacterias que viven en la placa dental sustituyen los azúcares por ácidos que se convierten, como hemos visto, en agentes degradantes de la superficie de los dientes.
– Protégete los dientes. Las piezas dentales son más sensibles de lo que parecen a simple vista. Emplear protectores bucales o usar cascos integrales cuando se practican deportes de riesgo o de contacto, puede ser una buena opción para crear una sencilla defensa pasiva.
– Golpes. Si por algún motivo recibes un golpe en una de las piezas, nunca la retires, mantenla en su lugar hasta que un odontólogo evalúe la situación. Si, en cambio, la pieza se ha desprendido, envuélvela en un pequeño paquete de plástico limpio o sumérgela en leche y acude al dentista inmediatamente.
– Dientes para comer. Los dientes se han de usar sólo para masticar los alimentos. Si los empleas, por ejemplo para destapar botellas, abrir nueces o retirar un cierre de un embalaje, estarás haciendo un mal uso de unas piezas que la naturaleza no ha diseñado para esas tareas.
– Visitas al dentista. Y lo que recordábamos al principio de esta relación de consejos dentales, visitar al odontólogo de forma regular nos permitirá tener una opinión profesional sobre el estado de nuestra boca. Pero, ojo, también hay que visitar a los especialistas. En nuestra clínica dental de Madrid te esperamos con los brazos abiertos para resolver cualquier problema dental, como un dolor de muelas recurrente o encías sangrantes.
Buena salud dental.