Dentro de la odontología conservadora, el tratamiento de incrustación dental es uno de los más utilizados para intentar evitar la extracción de una pieza dental que ha sido dañada, ya sea por traumatismo o una enfermedad no tratada como la caries.
Gracias a la incrustación dental se consigue la recuperación de la forma del diente, su funcionalidad y, por supuesto, también su estética. De ahí la importancia de esta técnica que vamos a explicarte con más detalle a lo largo de este post.
¿Qué es una incrustación dental?
La incrustación dental se utiliza normalmente para restaurar parcialmente una pieza que ha sufrido un golpe, una caries importante, fisuras o simplemente un desgaste dental. Se suele emplear sobre todo en molares y premolares y supone una solución duradera para cualquiera de estos problemas. Si nos fijamos en el área dentaria que debe cubrir la incrustación podemos distinguir varios tipos de incrustaciones dentales, son las siguientes:
- Incrustación Onlay: se emplea para restaurar la parte horizontal de la pieza dental, ya que la restauración abarca una de las cúspides de la pieza.
- Incrustación Overlay: se utiliza para restaurar todas las cúspides de la pieza dental.
- Incrustación Inlay: se emplea para restaurar el relieve de la corona del diente pero no cubre ninguna cúspide de la pieza.
Normalmente, los odontólogos utilizan la incrustación dental en los siguientes casos que son los más habituales:
- Cuando hay caries severas que han provocado la pérdida parcial de la pieza.
- Cuando el diente está debilitado por una endodoncia anterior.
- Cuando es preciso retirar empastes metálicos voluminosos.
Sin embargo, hay que decir que la incrustación dental no es recomendable cuando la pieza dental ha sufrido varias restauraciones previas o ha experimentado un daño importante en su estructura, cuando se emplea como retenedor de una prótesis fija o si el diente tiene una forma anómala.
Dependiendo del material utilizado en la fabricación de la incrustación, los especialistas pueden usar uno u otro tipo de incrustación. Antiguamente se utilizaban amalgamas de oro, pero en la actualidad se utiliza el composite o la porcelana por sus importantes ventajas estéticas.
El composite imita perfectamente el tono del diente y se instala en una única sesión. Es un material que puede sufrir alguna fisura y tiende a desgastarse. Su durabilidad oscila entre los 5 y 10 años.
En el caso de la porcelana, tiene mayor resistencia y es muy estético. Se consigue el tono exacto del diente original y es resistente a las manchas. La durabilidad de la porcelana se eleva hasta los 30 años.
Fases en la incrustación dental
En la primera fase, el especialista determinará la causa de la pérdida de parte de la superficie del diente. En caso de caries, se procederá a corregirla si es necesario con tratamiento de conducto.
El siguiente paso es realizar un escáner intraoral para la creación de una copia de la dentadura del paciente y la fabricación de la incrustación que solucionará el problema. El profesional sellará provisionalmente la superficie del diente donde se va a colocar la incrustación.
Una vez fabricada la incrustación a medida, ya en la segunda cita, se retira el material con el que selló provisionalmente la pieza dental y se cementa la incrustación definitiva.
En ocasiones no es posible la colocación de una incrustación debido a los daños de la pieza y es necesario instalar una corona dental o funda que imita perfectamente la anatomía de la pieza dañada y la recubre completamente. Se fabrica con el tono perfecto de las piezas adyacentes y supone una solución estética perfecta, aunque es necesario tallar el tejido dental para colocarla.
Ventajas de las incrustaciones dentales
Estas son las principales ventajas de las incrustaciones para el paciente:
- Tratamiento mínimamente invasivo.
- Conserva la estructura no dañada del diente.
- Se recupera la funcionalidad y estética de la pieza.
- Es más resistente que un empaste o una obturación.
- Permite recuperar la forma original del diente.
- Imita la tonalidad de la pieza restaurada.
- Permite una sonrisa natural.
- Reconstruye fielmente el brillo y el color del diente original.
- Presenta una resistencia elevada a la torsión, compresión, tracción y fractura.
- Se reducen las posibilidades de contraer caries una vez colocada.
- Se produce un aumento del control del contorno y el contacto entre los dientes próximos.
- El paciente nota un descenso en la sensibilidad dental.
- Se protege mucho mejor la estructura que queda del diente.
- Las incrustaciones de cerámica permiten un mayor mimetismo porque transmiten mejor luz.
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