La Ortodoncia visible “tradicional”, la de toda la vida, son sin duda: los brackets. A los adolescentes no les hace mucha gracia que les pongan unos “metales “en la boca y que los vea todo el mundo.
Hoy en día existen dos tipos de brackets; metálicos y estéticos. Los primeros, los brackets metálicos, son los más antiguos. Pero con la evolución de los materiales y técnicas, salieron los brackets estéticos o de cerámica, estos cumplen exactamente la misma función, pero tienen una ventaja y una desventaja. La ventaja es que son de un color similar al diente y no se nota tanto que los llevas puestos. La desventaja es que son un poco más caros que los metálicos.
Desde unos años, estos avances han dado un paso más y salió al mercado la ortodoncia invisible. Se presenta igualmente en dos tipos el sistema de ortodoncia lingual y el sistema de ortodoncia invisalign®. Las ortodoncias linguales son también brackets, pero en vez de estar en el
exterior de los dientes se colocan en el interior. Dan mucha satisfacción a los usuarios porque no son visibles, sin embargo necesitan un período más largo para realizar las correcciones necesarias y son más onerosos que los visibles. El segundo sistema es también invisible y se trata de un producto con marca registrada: Invisalign®. Esa técnica logra alinear los dientes sin la necesidad de usar aparatos metálicos, es una serie de alineadores que mueven poco a poco los dientes hasta la posición más adecuada. Son transparentes y removibles lo que hace que este sistema sea especialmente práctico y cómodo.
Cada sistema tiene ventajas y desventajas, dependiendo del presupuesto y de la “visibilidad” del sistema en la boca. Uno de los aspectos más importantes es la limpieza de los dientes con brackets, que según el sistema elegido puede ser más o menos difícil.