Los tratamientos de endodoncia suelen ser de los más sencillos en odontología conservadora. Consiste en extraer la pulpa dental que se encuentra en mal estado dentro de los conductos radiculares del diente con el fin de evitar un mayor deterioro de la pieza y una posible extracción.
Una endodoncia es necesaria cuando se ha producido una caries muy profunda en la pieza con la consiguiente necrosis de la pulpa dental. También se utiliza para combatir la inflamación de la pulpa (pulpitis), abrasión, erosión y desgaste de los dientes por excesivo roce entre ellos (bruxismo).
La pulpa dental se encuentra en las raíces del diente y, cuando se inflama, se manifiesta con dolor leve o intenso o también al tomar alimentos o bebidas demasiado frías o demasiado calientes. Después de examinar el diente afectado, el odontólogo será el encargado de recomendar la endodoncia para extraer la pulpa afectada y así contrarrestar el dolor que sufre el paciente.
Las fases de una endodoncia
Primera fase: examen inicial
El odontólogo examina al paciente y le pregunta sobre el dolor que siente en el diente afectado, su intensidad, localización, si se puede calmar con frío, etc. El profesional, si lo considera necesario, efectuará alguna radiografía o utilizará el escáner intraoral para comprobar el estado real de la pieza, su anatomía y el estado de los conductos radiculares. El objetivo de esta exploración es hacer un buen diagnóstico y elegir el tratamiento más adecuado.
Segunda fase: limpieza de conductos
Si el profesional considera adecuada la endodoncia como tratamiento conservador para eliminar el dolor y restaurar la funcionalidad de la pieza afectada, procederá aplicando anestesia local en el diente y los tejidos de alrededor. Es importante cerciorarse de que no hay ninguna infección o inflamación en el diente para que la anestesia sea eficaz. Si hubiera infección, la endodoncia no se podrá realizar y el paciente deberá tomar antiinflamatorios y antibióticos recetados por el odontólogo.
Una vez que la anestesia ha hecho su efecto, el especialista procede a hacer un pequeño agujero en el diente para poder acceder a la pulpa y extraerla. En este paso se aísla el diente afectado del resto y se procede a limpiar los conductos radiculares de pulpa en mal estado. El objetivo es dejar los conductos totalmente asépticos.
Tercera fase: obturación
En esta última fase, una vez limpios los conductos radiculares, se procede a su sellado con un material especial que impide el paso de bacterias y gérmenes. El diente queda totalmente insensibilizado pero con todas sus funciones listas y, lo que es más importante, sin ningún dolor para el paciente.
El especialista comprueba que los conductos de la pieza han quedado perfectamente sellados y emplaza al paciente a una revisión en varias semanas para cerciorarse de que no ha habido ninguna complicación.
Endodoncia, problemas posteriores
Después de haberse llevado a cabo la endodoncia, pueden surgir algunas complicaciones, de ahí la importancia de acudir puntualmente a las revisiones del odontólogo. De esta forma se pueden atajar a tiempo y evitar que vayan a más. Estos son los principales problemas que pueden darse después de una endodoncia mal hecha y sus síntomas:
Infección de endodoncia antigua
Si antes de efectuar la endodoncia ya existía una infección leve o una lesión ósea provocada por ella y estas dolencias no remiten, es muy importante vigilarlas en los meses posteriores para valorar el tratamiento a seguir.
El dolor persiste
Si después de varias semanas de la endodoncia el paciente sigue con dolor en el diente de la intervención, el odontólogo deberá explorarlo de nuevo y revisar si los conductos se han sellado adecuadamente o si hay algún conducto anexo que no se ha tratado.
Sellado corto de conductos radiculares
Las endodoncias que se han realizado con sellados cortos en los conductos tienen una posibilidad mayor de fracaso, ya que hay más posibilidades de que penetren las bacterias al final de las raíces. En estos casos habría que volver a hacer el sellado.
Fractura de la pieza dental
Las piezas dentales endodonciadas tienen mayor posibilidad de sufrir una fractura, ya que, una vez vaciados y sellados los conductos radiculares quedan más debilitados y se vuelven más rígidos, con el consiguiente riesgo de fractura. En estos casos, si el especialista lo considera oportuno, se puede colocar una corona de porcelana en la pieza para protegerla.
Perforaciones radiculares
Este problema puede aparecer cuando se está realizando la endodoncia debido a la poca profesionalidad del especialista o también porque se complica la búsqueda de los conductos radiculares. Para solucionarlo, se suele utilizar MTA, un material consistente capaz de sellar la grieta que se ha provocado y con una evolución favorable en la mayoría de los casos. El profesional hará un seguimiento en las semanas siguientes para comprobar si ha sido efectivo.
Material odontológico dentro del conducto
Este es otro caso de una mala praxis. En conductos radiculares con demasiada curva puede suceder que se rompa alguna lima que utiliza el especialista durante la endodoncia y el trozo se aloje dentro del conducto. La mejor solución es extraer el trozo lo antes posible, pero en el caso de que sea imposible no suele suponer un problema grave para el éxito de la intervención.
Dudas sobre la endodoncia
Muchos pacientes que nunca se han sometido a un tratamiento de endodoncia nos hacen llegar sus dudas sobre el procedimiento y nosotros gustosamente las resolvemos para que dispongan de toda la información y estén tranquilos durante la intervención. Quizá la consulta que más les preocupa es si van a sentir dolor o no. Como hemos dicho antes, se utiliza anestesia, por lo que no debería aparecer el dolor en una endodoncia, todo dependerá del umbral del dolor de cada persona y si en ese momento se encuentra nerviosa o alterada. Aunque es cierto que la anestesia ayuda a mitigar las posibles molestias de la intervención, sí que puede resultar un tanto incómoda cuando el profesional extrae la pulpa y limpia los conductos radiculares.
Los pacientes también nos preguntan por la efectividad de la endodoncia y si, en ocasiones, es necesario volver a endodonciar el mismo diente. Aunque es cierto que es un tratamiento definitivo, dependiendo de cada caso, a veces no se pueden eliminar en su totalidad las bacterias acumuladas en los conductos porque es difícil acceder a ellos o por falta de pericia. En estos casos se suele llevar a cabo una segunda limpieza de los conductos.
Como ven, la importancia de acudir a una clínica con todas las garantías resulta clave para evitar problemas en cualquier tratamiento. En nuestra clínica dental de Madrid disponemos de los mejores profesionales y medios técnicos para su endodoncia Madrid. Pida cita y confíe en nosotros.