Un mantenedor de espacio es un aparato fijo o removible que se utiliza en odontología, y más concreto en odontopediatría, para conservar el espacio de los dientes permanentes de los niños. Es un procedimiento habitual ya que cuando se caen los dientes de leche resulta imprescindible mantener el espacio para la dentición definitiva.
Lo natural es que los dientes de leche se caigan empujados por la erupción de los dientes permanentes, pero también puede ser que desaparezcan por cualquier tipo de traumatismo o caries. Cuando esto sucede, los especialistas recomiendan la utilización de un mantenedor de espacio para evitar problemas futuros.
Es muy importante la presencia de los dientes de leche en los niños porque cumplen funciones esenciales para el desarrollo bucodental de los niños, como por ejemplo la formación de músculos y maxilares y también que suponen una referencia para la erupción de los dientes definitivos.
Además, el mantenedor no interfiere en el desarrollo de los huesos de la mandíbula y permite el restablecimiento de las funciones de la dentición temporal, como es la masticación, la deglución y la fonación.
¿Qué ocurre cuando un diente de leche se cae?
Cuando un diente de leche cae por diferentes razones, el resto de las piezas dentales empiezan a moverse hacia el espacio que ha dejado el diente caído. Sin embargo, el diente definitivo que está más cerca es el que erupciona, aunque no sea su sitio. Este hecho provoca el bloqueo del diente que debía aparecer en el lugar correcto y origina un problema en la dentadura que deberá tratarse con ortodoncia más adelante.
¿Cómo ayuda un mantenedor de espacio?
Este aparato evita que los dientes definitivos erupcionen en el lugar incorrecto, ya que su función es mantener el espacio que deja un diente de leche que se cae y evitar movimientos de los dientes cercanos. De esta manera, la dentición definitiva se va colocando en las posiciones correctas cuando vayan a erupcionar y se evita la utilización de ortodoncia para corregir la alineación dental. La sustitución de los dientes de leche por la dentición definitiva es una etapa clave para la salud bucodental de los más pequeños y es necesario acudir a la clínica para revisar su desarrollo.
Recomendaciones sobre el mantenedor de espacio
Es importante que los padres sepan cómo utilizar el mantenedor de espacio para comunicárselo a sus hijos y así evitar posibles contratiempos durante el tratamiento. En primer lugar es importante no tocar el mantenedor con los dedos y no empujarlo o presionarlo. Por supuesto, no está indicado comer productos pegajosos, como los caramelos, por ejemplo, ni tampoco masticar chicles ya que podría estropear el contenedor y evitar que cumpla su función. Por último, es importante mantener una buena higiene bucodental, tanto de los dientes como del mantenedor y también acudir a las revisiones del odontopediatra para comprobar la evolución del tratamiento.
¿Por qué utilizar un mantenedor de espacio?
- Se evitan apiñamientos
- Se permite la oclusión de los molares
- Se mantienen las funciones básicas de las piezas dentales en caso de muchas pérdidas
- Se consigue una guía de los dientes definitivos en los sectores laterales
- Se evita la aparición de hábitos que pueden originar problemas como interponer la lengua entre los maxilares al tragar
- Para evitar alteraciones estructurales en el esmalte
- Contrarresta la fuerza de los dientes posteriores que es mayor en la arcada inferior
Tipos de mantenedores
Los mantenedores pueden ser de dos tipos: fijos o removibles.
Mantenedores fijos
Son metálicos y se colocan en los dientes que se encuentran adyacentes al espacio que ha dejado el diente de leche caído. Normalmente, mantienen el espacio de un solo diente y no reestablecen funciones dentales. La estética que proporcionan no es demasiado buena, aunque no precisa ningún tipo de colaboración por parte del paciente y requieren una vigilancia del odontopediatra menor. Por otro lado, los mantenedores fijos pueden dificultar la higiene bucodental del niño.
Se suelen emplear cuando se caen caninos, incisivos y molares o cuando se va a instalar una corona para restaurar un diente que se va a utilizar como pilar. Los pacientes que utilizan estos mantenedores son de corta edad y cuando son alérgicos a la resina.
Mantenedores removibles
Se fabrican en un laboratorio con resina y se colocan en la boca mediante unos ganchos en los dientes. Están indicados para recuperar el espacio de varios dientes y sus funciones. También se pueden añadir otros elementos externos como resortes o tornillos para recuperar el espacio dejado por un diente.
Este tipo de mantenedor necesita más controles por parte del odontopediatra para ajustar los ganchos a medida que erupciona el diente definitivo. Su higiene es más fácil y el paciente tiene que poner de su parte para que el tratamiento funcione bien. Se utilizan para pérdidas dentales múltiples o para reemplazar molares o incisivos y sus funciones. Su estética es buena y está indicada en pacientes con propensión a las caries.
Estos aparatos mantienen la lengua en el sitio adecuado y facilitan la masticación, el habla y la deglución. Se ejerce menos fuerza en los dientes de apoyo debido a la participación de la mucosa y a la distribución más uniforme de fuerzas. Por contra, este tipo de mantenedor se rompe con más facilidad que el fijo y hay más propensión a la irritación de los tejidos blandos en caso de que la higiene sea deficiente.
Casos concretos
Hay algunos casos en los que el mantenedor hace un trabajo valioso, como por ejemplo cuando ya no hay segundos molares temporales pero sí los primeros molares definitivos. En este caso es importante mantener el espacio para los segundos molares una vez que han erupcionado los primeros.
También es importante utilizar los mantenedores cuando se pierden muchas piezas dentarias. En este caso, antes de la erupción de los primeros molares definitivos se colocará una placa removible que sustituya a los dientes que se han caído, junto a elementos adicionales de retención.
Cuando ya han erupcionado los primeros molares definitivos se coloca una placa que sustituye a los dientes perdidos con un anclaje en los molares que ya han salido, junto a un arco lingual pasivo y una barra transpalatina.
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