La limpieza dental realizada por profesionales posee una importancia fundamental para nuestra salud bucodental. Ha de realizarse con una cierta periodicidad fija, al menos dos veces al año, para así contribuir a garantizar el mejor estado de nuestra dentadura.
Hay que tener muy presente que, a la hora de prevenir patologías dentales y periodontales, lo más importante es eliminar la placa bacteriana, y, por supuesto, evitar que esta se produzca de nuevo. Esta capa biótica de la dentadura ha de ser combatida constantemente mediante la limpieza e higiene cotidianas: el cepillado (incluyendo también el cepillo interdental), el hilo dental, el enjuague, etc. Ello es básico para evitar que tal capa de bacterias se calcifique y adquiera consistencia y dureza, de modo tal que se convierta en lo que comúnmente conocemos como sarro, que no es sino un cálculo dentario de formacion bacteriana.
Hemos de saber que existen dos tipos de sarro, tártaro o cálculo dentario, y son los siguientes:
- Supragingival. Es el cálculo dental de carácter inicial o incipiente, que se halla por encima de la encía, rodeando el cuello del diente en dirección a la corona (o porción visible de la pieza dentaria) de este: es decir, pues se encuentra en los sitios donde mayor es la frecuencia del flujo de saliva, ya que la fermentación de los azúcares en esta es precisamente el factor principal de la génesis de placa bacteriana.
- Subgingival. En una fase más avanzada de la formación de esta placa bacteriana calcificada, esta se agrupa alrededor del cuello del diente, pero más próxima a la raíz, por debajo de la encía, con lo que va formándose un surco en esta.
Por lo tanto, hay que saber limpiar y tratar adecuadamente los dientes, y aquí es donde estriba la gran importancia de la limpieza dental. De hecho, si el sarro llega a su fase de desarrollo subgingival y se forman bolsas bajo las encías, ello dará lugar a la necesidad de un tratamiento periodontal, para así evitar la degeneración en enfermedades que pueden conllevar graves complicaciones de salud.
Limpieza bucal: fases y tratamientos
La periodicidad semestral de la limpieza bucal es algo fundamental, pues disuelve y suprime la placa bacteriana, en continuo desarrollo en nuestra dentadura por los muchos agentes agresivos (como los azúcares) que a diario llegan a nuestra saliva, encías y dientes.
Pero cuando hablamos de una limpieza que implica asimismo tratamiento periodontal, es cuando nos estamos refiriendo a la detección y eliminación de cálculos subgingivales. En este caso, la limpieza se dividirá en varias fases bien diferenciadas:
- Detartraje. Consiste en detectar y eliminar el cálculo subgingival, y, en ocasiones, también el sarro supragingival cercano. Se trata de eliminar tanto la capa biótica de bacterias, como las tinciones dentales (por ejemplo, las producidas por alcohol, tabaco, determinados colorantes alimentarios, etc). Esta eliminación no solamente se realiza mediante instrumentos manuales, digamos, tradicionales en una clínica odontológica, sino también por medio de técnicas avanzadas como ultrasonidos.
- Raspado o rayado. Se eliminan tanto la capa biótica de bacterias, como otros depósitos que se hallen en la superficie del diente (muchas veces ocasionados por minúsculas e imperceptibles partículas de alimentos). Se raspa tanto a nivel sub como supragingival.
- Alisado radicular. Elimina la superficie cementaria que se halle necrosada, y de este modo logra una superficie dental lo más lisa posible.
- Pulido dental. A continuación, se pule la superficie de la pieza dental. Ello se lleva a cabo por medio de pastas abrasivas que pueden incluir flúor.
Como se puede apreciar, la limpieza dental es un proceso que ha de realizarse con cierta frecuencia, y tanto su instrumental, como la complejidad de algunos de sus procedimientos, hace que deba ser efectuada por profesionales especializados.